Cuando el confesionario fue sustituido por la psicoterapia, esta última siguió conservando el carácter privado e íntimo del primero. El psicólogo pasó a ser una especie de sacerdote y la consulta en una búsqueda de absolución. En el siglo XXI tanto la incredulidad moderna como las antiguas necesidades de trascendencia persisten, pero las paredes del confesonario y del consultorio han sido derribadas y ahora ...
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