René Depestre (Haití, 1926) es poeta, ensayista y novelista. Comprometido en su lucha contra la dictadura de Élie Lescot, la publicación de un especial en su revista Ruche dedicado a André Breton, quien había participado en unas conferencias en Puerto Príncipe, tuvo como consecuencia su encarcelación y posterior exilio a Francia. En París vivió varios años, durante los cuales continuó sus estudios en la Sorbona. Tras largos viajes por Europa, Chile, Argentina y Brasil, se traslada a Cuba, donde impartió clases en la Universidad de La Habana. Su denuncia de los excesos del régimen de Castro provoca su arresto domiciliario y su posterior marcha a Francia, donde trabajará como secretario de la unesco en París, hasta su posterior traslado a Auden, lugar al que se retira definitivamente a escribir. Entre su producción poética destacan, entre otros: Centelleos (1945), Haz de sangre (1946), Vegetación de claridades (1951), Traducido a lo ancho (1952), Mineral negro (1957), Diario de un animal marino (1964), Un arcoíris para el Occidente Cristiano (1966), Cantata a Octubre (1968), Omisión de socorro a poetas en peligro (2005) y Rage de vivre. Oeuvres poétiques complètes (2007).
Un auténtico poeta o, por decirlo al estilo antillano, un auténtico maestro de lo maravilloso. Ha logrado inscribir en el mapa existencial del hombre lo que hasta entonces no figuraba en él: los límites casi inaccesibles del erotismo feliz e ingenuo, los límites casi imposibles de una sexualidad tan desenfrenada como paradisíaca...
«Invocar a Eros es invocar a la vida». Es el mensaje del joven haitiano que busca en la mujer, en todas las mujeres, la redención de los pecados del mundo por los pecados de la carne. Para Depestre sólo hay algo que no admite confesión ni perdón: renunciar al goce de los cuerpos y claudicar ante los que buscan reducir al hombre a una ...
Un auténtico poeta o, por decirlo al estilo antillano, un auténtico maestro de lo maravilloso. Ha logrado inscribir en el mapa existencial del hombre lo que hasta entonces no figuraba en él: los límites casi inaccesibles del erotismo feliz e ingenuo, los límites casi imposibles de una sexualidad tan desenfrenada como paradisíaca...
«Invocar a Eros es invocar a la vida». Es el mensaje del joven haitiano que busca en la mujer, en todas las mujeres, la redención de los pecados del mundo por los pecados de la carne. Para Depestre sólo hay algo que no admite confesión ni perdón: renunciar al goce de los cuerpos y claudicar ante los que buscan reducir al hombre a una ...