Es uno de los narradores más sólidos de la literatura portuguesa. A los diecinueve años publicó su primera novela, Rumor Branco (Premio revelación de la Asociación Portuguesa de Escritores), con la que alcanzó el reconocimiento unánime de la crítica de su país. Además de novelista y autor de ensayos, cuentos y teatro, Almeida Faria ha sido profesor de estética en el Departamento de Filosofía la Universidad Nova de Lisboa, así como de Teoría de la Literatura y Psicología del Arte. Sus novelas han recibido algunos de los premios más prestigiosos de Portugal, están traducidas en numerosas lenguas, son estudiadas en diferentes países y sobre ellas se han escrito libros y tesis universitarias. Al conjunto de su obra le fue concedido el Premio Vergílio Ferreira de la Universidad de Évora y el Premio Universidad de Coimbra.
En el mundo «muerto» y anquilosado del régimen de Salazar, en un ambiente rural marcado por un profundo arcaísmo («masticando exacta y tranquilamente su indudable vida»), seguimos una narración que parpadea a través de las sensaciones y percepciones de una familia «hidalga» y decadente.
Hace años, tras los cuatro inquietantes dibujos que el artista portugués Mário Botas hizo para cuatro novelas mías, pensé en devolverle la jugada imaginando una historia sugerida por un cuadro suyo. Elegí Mise au Tombeau por la posibilidad de exorcizar, en el enredo que fui fantaseando, el descenso a los reinos subterráneos donde todas las civilizaciones sitúan los infiernos. Así surgieron, venia paródica a ...
En su palacete parisino de la avenida de Iéna, 51, el mecenas y coleccionista Calouste Gulbenkian protagoniza un encuentro entre tinieblas con el artista plástico que conduce la acción de este relato: ensoñaciones y recuerdos de sus obras más queridas y cómo llegaron a formar parte de su colección (base de la fundación lisboeta del mismo nombre), de Fantin-Latour, Rubens, Rembrandt, Cranach o Velázquez, ...
En el mundo «muerto» y anquilosado del régimen de Salazar, en un ambiente rural marcado por un profundo arcaísmo («masticando exacta y tranquilamente su indudable vida»), seguimos una narración que parpadea a través de las sensaciones y percepciones de una familia «hidalga» y decadente.
Hace años, tras los cuatro inquietantes dibujos que el artista portugués Mário Botas hizo para cuatro novelas mías, pensé en devolverle la jugada imaginando una historia sugerida por un cuadro suyo. Elegí Mise au Tombeau por la posibilidad de exorcizar, en el enredo que fui fantaseando, el descenso a los reinos subterráneos donde todas las civilizaciones sitúan los infiernos. Así surgieron, venia paródica a ...
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