Seguro que esa tarde me asusté. Estoy seguro de haberme asustado al ver detrás de la puerta entreabierta a un cantante tirado en el piso alfombrado de la habitación, grandote, casi obeso, entre espasmos. [...] En un momento, sus zapatos dejaron de moverse.
Dame esa almohada y quedate ahí. Mi padre comenzó a poner orden en la dramática quietud que provocaban las convulsiones de Chucho.
Así ...