Cuando una termina de leer La última Coca-Cola y se da cuenta de que el lenguaje poético (y el otro también) dice de muchas maneras, a una le parece que Maite Martí no hubiera podido escribir de otro modo. Ella no ordena las frases, no las coloca sobre la mesa, no descarta lo que no encaja, no se empeña en buscar la pieza que ...