Sebas Martín nace en aquellos tiempos en que la juventud soñaba con viajar en un submarino amarillo aunque se conformaba con tener una casita de papel, al ritmo de Bonet de San Pedro. Desde la más tierna infancia ya le gustaba narrar historias y dibujar a partes iguales, pero como eso no hay manera de que dé dinero, realiza los más diversos trabajos en los más variopintos medios: publicidad, televisión, radio, hostelería, circo, almacén, interiorismo, relax con final feliz… Movido por su terrible inconsciencia y animado por los premios Casal Lambda en 1999 y Serra y Moret en el 2000, se entrega de lleno al mundo del cómic. Desde entonces, como historietista, ilustrador o articulista, ha paseado sus lápices y pluma por El Observador, Nois, Zero, Shangay, Gay Barcelona o Destinos. También ha colaborado con otros autores y coleguillas en las antologías Historias entre chicos, Gay Tales y Gay terrors y ha sido redactor jefe de la revista Claro que Sí.
Nos vendieron el cuento de envejecer en pareja, pero lo cierto es que la madurez está pillando a unos cuantos más solos que la una. Salva no lo lleva del todo mal. Después del susto del infarto ha cambiado las birras por las meriendas y ahora su vida en Barcelona es serena y tranquila. Mantiene su núcleo de amigos, entre los que se cuentan ...
Han pasado seis años desde Los chulos pasan…, y la vida de Salvador y sus amigos ha evolucionado. Las cargas familiares de algunos de ellos y los años —que pesan más que los kilos—, junto a la situación económica (que no está para tirar cohetes), han hecho que dejen atrás las salidas de copas y la fiesta para llevar una existencia más tranquila, más ...
Nos vendieron el cuento de envejecer en pareja, pero lo cierto es que la madurez está pillando a unos cuantos más solos que la una. Salva no lo lleva del todo mal. Después del susto del infarto ha cambiado las birras por las meriendas y ahora su vida en Barcelona es serena y tranquila. Mantiene su núcleo de amigos, entre los que se cuentan ...
Han pasado seis años desde Los chulos pasan…, y la vida de Salvador y sus amigos ha evolucionado. Las cargas familiares de algunos de ellos y los años —que pesan más que los kilos—, junto a la situación económica (que no está para tirar cohetes), han hecho que dejen atrás las salidas de copas y la fiesta para llevar una existencia más tranquila, más ...