VIDORRA
Adolphe Marlaud vive en un apartamento con vistas, al cementerio, en el extrarradio más costroso de la insignificancia. En los ratos en que no está catatónico, opositando a la nada, trabaja a tiempo parcial en la tienda de la funeraria, alimentando de pompa y cara de circunstancias el duelo fingido de los hombres, esas alimañas floridas. Su Vidorra, sin embargo, no sería la misma ...