La mayoría de los lectores cree que una mañana, mientras Marcel Proust remojaba una madeleine en su té de limón, recordó súbitamente toda su infancia. Tras aquella experiencia –según la idea común– Proust pasó muchos años aislado en una habitación, vaciando sus recuerdos en una novela de tres mil páginas. En esta obra, Derwent May afirma que tal impresión es esencialmente errónea. En primer ...