CARLO MICHELSTAEDTER (Gorizia, 1887 - 1910) se ha convertido en una leyenda de las letras italianas y ha atraído la atención de grandes escritores como Giovani Papini y Claudio Magris, y de Roberto Calasso como editor. Comenzó estudios de matemáticas en Viena, pero pronto se trasladó a Florencia donde se matriculó en el departamento de letras del Istituto di Studi Superiori (1905). El 17 de octubre de 1910 Michelstaedter envía por correo a Florencia su tesis de filosofía que acaba de concluir. Acto seguido, toma una pistola y termina con su vida. Además de su principal escrito, La persuasión y la retórica (Sexto Piso), y de La melodía del joven divino (Sexto Piso), es autor de Il dialogo della salute e altri dialogi y de una breve obra poética.
Reunidos en esta antología que lleva como título La melodía del joven divino, los pensamientos, cuentos y críticas que aquí se encuentran ofrecen las claves interpretativas para comprender el misterio de una existencia radical y solitaria. De una sorprendente potencia filosófica y literaria, estos textos de Michelstaedter poseen una clara intención de renuncia y una actitud combativa, que desvelan el carácter de un hombre ...
Los hombres viven pensando siempre en un futuro que nunca llega, más con el ansia de haber vivido que con la de vivir. A ello se opone la persuasión -«posesión presente de la propia vida»-, contraria a la retórica, toda esa muralla de saberes, instituciones políticas y sociales, códigos morales, etc., que el ser humano construye para diluir en ellos la propia experiencia de ...
Reunidos en esta antología que lleva como título La melodía del joven divino, los pensamientos, cuentos y críticas que aquí se encuentran ofrecen las claves interpretativas para comprender el misterio de una existencia radical y solitaria. De una sorprendente potencia filosófica y literaria, estos textos de Michelstaedter poseen una clara intención de renuncia y una actitud combativa, que desvelan el carácter de un hombre ...
Los hombres viven pensando siempre en un futuro que nunca llega, más con el ansia de haber vivido que con la de vivir. A ello se opone la persuasión -«posesión presente de la propia vida»-, contraria a la retórica, toda esa muralla de saberes, instituciones políticas y sociales, códigos morales, etc., que el ser humano construye para diluir en ellos la propia experiencia de ...