Carlos Pérez Merinero, quizá el autor más iconoclasta y excesivo con que ha contado la novela negra española, da otra vuelta de tuerca y se atreve a convertir la peor de las pesadillas en un ingrato cuento infantil para adultos. En esta novela se funde el habitual regusto por la violencia del autor con la cinefilia, evocando imágenes inquietantes de clásicos del cine como La noche del cazador. Quien recuerde filmes guionizados por Merinero, como Amantes (1991), de Vicente Aranda, o diversos capítulos de la serie televisiva “La Huella del Crimen” (1984-1990), sabrá que lo suyo no es cosa de niños.
Una montadora de cine es testigo de un intento de violación en las afueras de Madrid. Al querer ayudar a la mujer agredida, mata al violador golpeándolo con una barra antirrobo de coche. Cuando propone denunciar los hechos a la policía, la víctima se niega. Avergonzada y presa de un ataque de pánico, la convence para ocultar el cadáver y silenciar el suceso. Su ...
Una montadora de cine es testigo de un intento de violación en las afueras de Madrid. Al querer ayudar a la mujer agredida, mata al violador golpeándolo con una barra antirrobo de coche. Cuando propone denunciar los hechos a la policía, la víctima se niega. Avergonzada y presa de un ataque de pánico, la convence para ocultar el cadáver y silenciar el suceso. Su ...