«Yo intento, más o menos, que las intrigas sean interesantes para mantener receptivo al lector y luego embarcarlo en reflexiones, dudas o emociones, e invitarlo a repensar circunstancias de la vida real. Diversión y pensamiento. Siempre con el cuidado de no llegar a convertir la novela en la ilustración de un pensamiento. Salvando la distancia, John Steinbeck, en "Las uvas de la ira", aprovechaba ...