El lunes al amanecer un joven se presenta en comisaría. Va empapado de sangre de pies a cabeza. «Todos están muertos», balbucea, y acto seguido se desmaya. El análisis de sus ropas constata que la sangre pertenece, como mínimo, a tres personas. ¿Se encuentran ante una víctima más, un superviviente? Pero, entonces, ¿por qué guarda silencio cuando recupera el conocimiento? Cabe otra posibilidad: que ...