Diego Valeri nació el 25 de enero de 1887 en Piove di Sacco, città natale, pero a los pocos meses se instaló en Padua, città materna, donde pasó su infancia y su adolescencia. Allí estudió en el instituto Tito Livio y en la Universidad de Padua; se licenció en 1908 con una tesis en la que relacionaba el teatro francés con el de Paolo Ferrari. Tras asistir a unos cursos de perfeccionamiento en París inició su carrera académica como profesor de instituto en varios centros de enseñanza de Italia. En 1957 pasó a la categoría de profesor emérito, enseñará durante un breve tiempo en la nueva Universidad de Lecce, obtendrá el Premio Viareggio por su poesía y recibirá el doctorado honoris causa en la Universidad de Ginebra. Vivía en Venecia, città dell?anima, donde entre los años 1969 y 1973 presidió el Instituto Véneto de Ciencias, Letras y Artes. Pero sus acentuados problemas cardíacos hicieron que vivir en «la ciudad de piedra y luz», con sus numerosos puentes y sus escaleras de subida y bajada, fuera un calvario, conque en marzo de 1976 se trasladó a casa de una de sus hijas en Roma donde murió el 27 de noviembre de 1976.
El poeta Valeri se sumergió en sus recuerdos para homenajear con estas hermosas memorias de Padua a la ciudad de su infancia y juventud, de juegos y estudios, de primeros amores e ilusiones. ¿Toda Padua? Aquí aparecen las voces de vendedores y vendedoras ambulantes ofreciendo sus mercancías; las fiestas en honor al Santo, ese lisboeta tan paduano, celebradas año tras año en el Pratto ...
Frente a las impresiones de un viajero Valeri nos ofrece desde lo emblemáticos y archiconocidos lugares de la ciudad de Venecia una visión que solo alguien que haya deambulado entre el magnífico laberinto es capaz de transmitir: «una felicidad fuera del tiempo; un sentimiento de la vida tan lleno y sosegado, que nos lleva sobre la vida; suficiente para hacernos fantasear que, si pudiéramos ...
El poeta Valeri se sumergió en sus recuerdos para homenajear con estas hermosas memorias de Padua a la ciudad de su infancia y juventud, de juegos y estudios, de primeros amores e ilusiones. ¿Toda Padua? Aquí aparecen las voces de vendedores y vendedoras ambulantes ofreciendo sus mercancías; las fiestas en honor al Santo, ese lisboeta tan paduano, celebradas año tras año en el Pratto ...
Frente a las impresiones de un viajero Valeri nos ofrece desde lo emblemáticos y archiconocidos lugares de la ciudad de Venecia una visión que solo alguien que haya deambulado entre el magnífico laberinto es capaz de transmitir: «una felicidad fuera del tiempo; un sentimiento de la vida tan lleno y sosegado, que nos lleva sobre la vida; suficiente para hacernos fantasear que, si pudiéramos ...