Van de Staak es un «cineasta de cineastas»: elogiado por Van der Keuken o Straub —que lo consideraba uno de los grandes cineastas europeos y el único heredero de Vertov—, desgraciadamente es muy desconocido. En su obra (veinticinco films de muy distinta duración) explora un peculiar trabajo con los actores no profesionales y el recitado, y una rigurosa búsqueda plástica y rítmica. Construyó Spinoza de una «forma geométrica», escogiendo con precisión la frecuencia con que aparecen los veinte actores que dicen, repiten y ensayan los textos. En Sepio, donde la intensidad de los colores y las formas evoca a Cézanne, filmó a una única actriz en un campo estival donde resuena la presencia de su amante.