En 1953, cuando la historia contemporánea no era aún una disciplina extendida y dominante en el mundo académico, y los historiadores españoles, incluido Jaume Vicens Vives, acababan de establecer débiles y subordinadas relaciones culturales con el entorno continental, un colega italiano, por encargo de un editor prácticamente desconocido en España, Marzorati, invitó al catedrático catalán a participar en un proyecto majestuoso: una nueva historia ...