En Las noches del Buen Retiro, Pío Baroja nos ofrece una vivísima evocación, nostálgica pero no menos irónica, del Madrid de finales de siglo, la ciudad de su juventud. Por los jardincillos del mismo nombre, donde se reunían a pasear, charlar y a oír música los madrileños de la más variada procedencia, pasa un abigarrada galería de tipos : políticos, escritores, comediantes, empresarios, curas, ...