A fuerza de pensar el tiempo personalmente vivido alcanzamos a sospechar lo que fueron otros, ya idos. A muchos de los que no lo sufrieron, Franco les parece simplemente una figura ridícula: bajito, bigotillo, voz aflautada... pero ese hombre grotesco, de gran capote militar y adjetivos desmesurados, sembró -secundado por sus secuaces- primero el dolor, la muerte y la desolación; después, más dolor, más ...
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