En estos nuestros tiempos que, a diario, se proclaman “históricos”, ¿no faltará acaso justamente ese pensamiento histórico que sí tuvieron las sociedades de otros siglos?
La conciencia del cambio –o voluntad de cambio- parece haberse desvanecido, arrollada por unos acontecimientos ante los que nuestro entendimiento no sabe distinguir entre la desgracia inevitable y la eludible injusticia en lo que padecemos, ni entre lo expeditivo, lo ...