Silvia Cruz Lapeña (Barcelona, 1978) emigró del norte al sur cuando era cría. En Baena (Córdoba) le crecieron las piernas y el amor por el flamenco. Empezó a escribir sobre lo jondo ya de vuelta en Barcelona y cuando alguien le pregunta por qué lo hace, hace suya la respuesta que da Manuel Alcántara a quienes le inquieren por su afición al boxeo: “No es porque me guste, es porque me interroga.” Le pasa igual con su oficio. Ha publicado en ABC, La Vanguardia, El Español, Rockdelux, Altaïr Magazine, Ctxt, Deflamenco o Vanity Fair sobre política, sociedad, crimen o cultura.
El pugilato precisa de algo más que un buen uppercut, necesita algo que brille. Un nombre sugerente, por ejemplo. Por su cabeza rapada algunos la llaman Black Kojac, pero como no tiene padrinos, Marian no va a aceptar que nadie elija su nombre. Tampoco quiere, como hicieron otras antes y también después que ella, un mote que se refiera a su padre. No quiere ...
Un viaje por España y por el tiempo, con desvíos que llevan a festivales de música en Ámsterdam y a hospitales al borde del colapso. Hay castañuelas de imitación y castañuelas viejas de ébano que suenan a duende zascandileando dentro de un tonel. Guardianes de las esencias y renovadores que siguen la estela de Camarón y Paco de Lucía con saxofón, contrabajo o con ...
El pugilato precisa de algo más que un buen uppercut, necesita algo que brille. Un nombre sugerente, por ejemplo. Por su cabeza rapada algunos la llaman Black Kojac, pero como no tiene padrinos, Marian no va a aceptar que nadie elija su nombre. Tampoco quiere, como hicieron otras antes y también después que ella, un mote que se refiera a su padre. No quiere ...
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