Puede ser que en Crimen perfecto escuchemos antes que nada la voz del "animal moribundo", una extremada conciencia rebelándose contra el destino. Y puede ser que esa voz arrebatada muchas veces, iracunda, nos sobrecoja por su crudeza. Pero debajo de ella discurre una inmensa lección vital, un torrente de energía que no debemos obviar de ningún modo, puesto que se constituye en una invitación ...