La mujer es poseedora de su cuerpo.
Su cuerpo es un lenguaje y está regido por sus propias leyes.
Se constituye a sí mismo y es a un tiempo ofrenda y oficiante
del rito.
Su cuerpo es el arma de la singularidad.
La mujer y el cuerpo forman un mismo cuerpo.
La mujer empuña trozos de su propio cuerpo.
En el goce, el único que sabe es el cuerpo.
Aparecen grietas en ...
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