El humorista gráfico, escritor e hincha de Rosario Central, “El Negro” Fontanarrosa nació en Rosario en 1944. En 1963 comenzó a trabajar en la agencia de publicidad de Roberto Reyna y en 1980 empezó a colaborar con el grupo Les Luthiers. A su primera novela, Best Seller (1981), y su primer libro de cuentos, El mundo ha vivido equivocado (1982), le siguieron varias compilaciones de relatos. En 2006, el Senado le otorgó la Mención de Honor “Domingo Faustino Sarmiento” por su aporte a la cultura argentina. El 19 de julio de 2007 falleció en la ciudad de Rosario. Su despedida fue acompañada por cientos de ciudadanos comunes, escritores, actores y autoridades de la política argentina.
En la liga de los mejores cuentistas argentinos, Fontanarrosa compite con gigantes. Pongamos que Jorge Luis Borges encabeza la clasificación. Julio Cortázar va segundo, a poca distancia. La tercera plaza, creo, solo puede ser para Roberto Fontanarrosa, a veces infravalorado por dos de sus virtudes: el humor y el lenguaje. Hacía reír y escribía en la lengua que hablan los argentinos, con sus “pibes”, ...
Con los nombres fundamentales como ejemplo y paradigma (Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Horacio Quiroga o Roberto Arlt) puede decirse que Argentina es, a pesar de las grandes novelas que allí se han escrito, un país de cuentistas. El exilio y el anhelo del regreso, tanto a un país como a un pasado; la violencia, ya sea la que se presenta despojada de adornos ...
De mí se dirá posiblemente que soy un escritor cómico, a lo sumo. Y será cierto. No me interesa demasiado la definición que se haga de mí. No aspiro al Nobel de Literatura. Yo me doy por muy bien pagado cuando alguien se me acerca y me dice: me cagué de risa con tu libro....
En la liga de los mejores cuentistas argentinos, Fontanarrosa compite con gigantes. Pongamos que Jorge Luis Borges encabeza la clasificación. Julio Cortázar va segundo, a poca distancia. La tercera plaza, creo, solo puede ser para Roberto Fontanarrosa, a veces infravalorado por dos de sus virtudes: el humor y el lenguaje. Hacía reír y escribía en la lengua que hablan los argentinos, con sus “pibes”, ...
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