Los versos de Guille Galván, como las letras de Vetusta Morla, son textos de ida y vuelta. El lector inquieto va y viene, se sumerge entre las palabras, las hace suyas, las deja escapar, las reinventa y entre tanto atrapa una metáfora, una imagen y la agarra fuerte para enlazar significados. Ahí está la magia del autor, en dar juego dejándose ver pero sin ...