Rebeca Khamlichi (Madrid, 1987) no es una pintora. Es una forma de pintar. En su universo conviven a codazos el diseño gráfico y la iconografía religiosa del siglo XVII, los dibujos animados y Michael Haneke, el rosa chicle y las Pinturas Negras de Goya, el Superflat y la copla: algo así como si Doña Concha Piquer se arrancara por haikus. Tiene dos galgas: una con nombre de canción y otra, como su gata, con nombre de fruta. Pinta en Madrid, en una terraza con vistas a los tejados del barrio de Lavapiés. Y lo hace, dice, porque de momento los acrílicos se dispensan sin receta médica.
Las Hijas de Antonio López es un ajuste de cuentas con la vida que nunca nos debe nada por mucho que nos quite. "Lo perdido, perdido está. Sólo queda mirar hacia adelante y proteger lo que está por llegar». Lo dice Rebeca Khamlichi, la artista madrileña conocida hasta ahora por sus coloridos lienzos de vírgenes pop, que esboza, en su primer libro como escritora, ...
Las Hijas de Antonio López es un ajuste de cuentas con la vida que nunca nos debe nada por mucho que nos quite. "Lo perdido, perdido está. Sólo queda mirar hacia adelante y proteger lo que está por llegar». Lo dice Rebeca Khamlichi, la artista madrileña conocida hasta ahora por sus coloridos lienzos de vírgenes pop, que esboza, en su primer libro como escritora, ...