Hace cincuenta años, en la primavera de 1961, antes de morir frente a uno de los célebres tratados de Descartes, Maurice Merleau-Ponty, el trabajador infatigable, el visionario, el filósofo de las disociaciones, el pensador de la "luz oscura", logró advertir la íntima naturaleza de un pensamiento fundamental; aquél que acecha interminablemente en sus propias raíces, cuestionando el estado mismo de la filosofía y rastreando ...