Georges Moustaki, viajero infatigable, verdadero ciudadano del mundo, habría podido elegir otro decorado: España, por ejemplo, Brasil o Japón, tres países entre otros donde el público inesperado acude en masa para oírlo cantar. Pero es a Oriente Medio donde su pluma lo ha dirigido de forma natural.
He leído los cuentos de Georges Moustaki como una reacción ante lo inaceptable. Hassan, el trovador a ...