Elisabeth Mulder (1904-1987), coetánea del 27, inició su carrera literaria como poeta a una edad muy temprana, haciendo gala de un estilo vehemente, simbolista, que la encumbró como la más firme promesa de su generación. Pero, antes de cumplir los treinta abandonó casi por completo la poesía para convertirse en una excelente narradora, sin encajar nunca demasiado bien en las modas vigentes.