Fernando, era el mejor cerrajero del reino. Una mañana, mientras trabajaba con un hierro al rojo vivo, tres soldados entraron en su
taller. Tenía que ir urgentemente a ver a su Rey: ¡Necesito una de tus llaves! -le exigió el monarca-. Una llave que abra la jaula de oro
donde está encerrado el corazón de la princesa. Puedes traer tantas como quieras, pero si no consigues ...