Muchas mudanzas, la casa de los abuelos, el estímulo de una profesora de lengua y una vieja libreta componen el marco en el que esta escritora, todavía niña, comenzó a escribir poemas. Siguieron premios juveniles y estudios universitarios entre Santiago y Barcelona. Sus primeras publicaciones llegarían entrado el presente siglo en Diagonal y Luzes. Colaboró también con el proyecto colectivo de pensamiento Espai en Blanc y más tarde con el espacio de reflexión y debate Contratiempo: historia y memoria. En 2014 se publicó su primer libro, El agua que falta (Caballo de Troya).
Una mujer a la que conoceremos en un hospital psiquiátrico. Su hijo intentando tirar de ella de vuelta a su mundo. El marido como actor cargado de claroscuros en la función. Un dolor silencioso donde importa tanto lo que se cuenta como lo que se calla y donde el malestar se presenta a priori sin nombre. Con esos elementos, y con una enorme densidad ...
Tengo para mi que por estos pagos aquello de "algo huele a podrido en Dinamarca" da un poco bastante o un mucho igual. Por aquí la corrupción apesta, flota y nos desangra pero las autoridades la aceptan como un hecho - cohecho- que forma parte inevitable del paisaje. Que sin aceite, dicen, la maquinaria no marcha. Que les va la marcha a quienes primero ...
Una mujer a la que conoceremos en un hospital psiquiátrico. Su hijo intentando tirar de ella de vuelta a su mundo. El marido como actor cargado de claroscuros en la función. Un dolor silencioso donde importa tanto lo que se cuenta como lo que se calla y donde el malestar se presenta a priori sin nombre. Con esos elementos, y con una enorme densidad ...
Tengo para mi que por estos pagos aquello de "algo huele a podrido en Dinamarca" da un poco bastante o un mucho igual. Por aquí la corrupción apesta, flota y nos desangra pero las autoridades la aceptan como un hecho - cohecho- que forma parte inevitable del paisaje. Que sin aceite, dicen, la maquinaria no marcha. Que les va la marcha a quienes primero ...