Charlotte Runcie siempre ha tenido una conexión con el mar. Lo sentía desde las calles de Edimburgo y lo observa ahora desde las costas escocesas, donde trabaja de periodista y crítica de arte para The Daily Telegraph. Antes poeta, Runcie se descubre aquí como una observadora intuitiva de la naturaleza y por tanto, una observadora de todo lo que nos hace ser humanos.