La ciencia tiene una incidencia permanente en la vida cotidiana. Y no menos ambigua, siempre que aquellos “datos” que hoy se revelan como definitivos pasan un tiempo después a ser puestos en cuestión y, eventualmente, confrontados por sus contrarios. Por ejemplo, hasta hace cinco años la yema de huevo era el terror de quienes padecen de colesterol alto… recientemente, científicos de una universidad (siempre ...