No se trata de Jerusalén, sino de Nápoles, de un barrio de nombre solemne y abusivo, Montedidio, Monte de Dios, en el que hierve la vida de una muchedumbre densa y donde ni los muertos se quedan quietos. A sus trece años, un chaval aprende a trabajar, y también el amor. Se ejercita en secreto para hacer volar un trozo mágico de madera. A ...