Las pequeñas diosas de la sociedad de consumo aparecen muertas en los campos de la periferia, y casi siempre es inútil investigar. La ley del silencio protege a los explotadores. Pero, sin embargo, Duca Lamberti piensa que es necesario insistir: «Cada vez que se encuentra a un proxeneta, hay que aplastarlo. Pero qué quieres aplastar, querida mía; cuantos más aplastes, más habrá. De acuerdo, ...