Estamos hechos de palabras. Cuando nacemos alguien nos pone nombre y ya somos Verbo para siempre. Otra cosa es que tengamos cara de llamarnos de otra forma y vayamos por la vida con el paso cambiado. Nombrar no es fácil. Vivir, tampoco. Menos mal que existen las jóvenes promesas de la enseñanza, los dobladores de películas porno, los becarios que aprenden idiomas en manuales ...