De forma insistente, abrumadoramente palpable, describe Josef Winkler en su novela corta la ciudad de Roma en su punto más vivo: los días laborables, el ajetreo del mercado de la Piazza Vittorio Emanuele; los domingos, la espera y la vagancia ante el Vaticano. Entre los que esperan se encuentran la vendedora de higos y su hijo, que normalmente trabaja para un pescadero de la ...