Wolfe sigue en la brecha. Mayor y más maduro, pero más afilado que nunca; el fragmento asilvestrado se ha convertido por momentos en inclemente bisturí, con el que sigue disecando, con humor, con amargura, con amor, con odio y con templada y destemplada pasión, lo que ve, lo que oye, lo que gusta, lo que siente y lo que hue le del mundo en ...