Durante diez años, del otoño a la primavera, J. A. Baker se propuso rastrear a diario a los
halcones peregrinos que visitaban su región, en el este de Inglaterra, en una época en que se
creía que estas aves corrían el peligro de extinguirse. Los persiguió con amor y obsesión, los
observó en el aire y en la tierra: la forma en que volaban, cazaban, se alimentaban ...