El reconocido ensayista Enrique Lynch analiza la obra de siete autores para demostrar que la reflexión filosófica, a menudo apoyada en metáforas de movimiento -caminos, sendas, encrucijadas, travesías- impone al filósofo la actitud del merodeador. Su escritura es ejemplo de un pensamiento crítico sin anclajes, que no admite ningún dogmatismo, ningún supuesto.