«Noto cómo me rozan el progreso, el liderazgo, el éxito/ y, sin embargo, si hubiera aquí un banquito me sentaba/ a mirar, a ver pasar a gente que entra y sale/ de sitios». La carcajada que pudiera despertarles la escritura de Mercedes Cebrián —con su ironía fina y ácida; con ese sentido del humor que se entiende, más bien, sentido del dolor— acaba revelándose ...