Era, entonces, un hombre como todos ustedes, que vive, que duerme, que come, que bebe, que llora, que ríe, que se ensimisma, y que encuentra en su interior, vaya a donde vaya, las mismas esperanzas en ruinas, venidas abajo tan pronto como se las había alzado, los mismos resabios de cosas hechas polvo, los mismos senderos recorridos mil veces, las mismas profundidades inexploradas, espantosas ...