Hombres del campo, hechos al polvo y a la arena, con la copla sin alegría, pardos, contra el suelo, surco va, surco viene, ya al arado, ya a la hoz o al azadón uncidos a la tierra, nobles hombres del campo, en el olvido y en la desesperanza.
Se vive como se puede, malamente; se mantiene malamente la esperanza, nadie sabe por qué.
Os sospecháis siempre ...