Artista de la exageración, maestro de la nada, monómano incorregible, moralista, aguafiestas, vulnerable, depresivo, sensible, alegre, satírico, contradictorio..., la lista de epítetos que, en algún momento, se ha aplicado a Thomas Bernhard llenaría varias páginas. Y todos ellos le convenían. Sin embargo, la figura de Thomas Bernhard sigue agigantándose después de su muerte y es ya indiscutible que se trata de uno de los ...