Todos juegan, alegres, ajenos, patinando sobre el río helado. En primer plano, un redondel perfecto, recortado, quizá, por algún pescador, revela el grosor –apenas unos centímetros– de la capa de hielo. Se adivinan grietas, aquí y allá. A la derecha, pájaros picotean –alegres, ajenos– dando saltos. Una trampilla se cierne sobre ellos. Conjeturemos una escritura que nazca, como una fumarola, o un derramarse, directamente ...